Por Julio Mario Alvear
El corto verano de la anarquía
Hans Magnus Enzensberger
Compactos Anagrama
Bogotá, 2007
104 páginas
Cuando Hans Magnus Enzensberger (Baviera, Alemania, 1929 - ) se propuso rehacer la historia del anarquista español Buenaventura Durruti, supo que debía hacerlo
con la urgencia de un tiempo en que hallara testimonios orales -los más importantes dada la dimensión del protagonista de la historia-, por cuanto no era un soldado de las huestes oficiales sino un militante de reivindicaciones obreras, donde estaban sus raíces. Por tal razón, la historia de este liberto quedaría en el olvido, acaso un pie de página de la historia oficial, cosa que ocurre con frecuencia con líderes que siempre se negaron a conformar estructuras parecidas a las que detenta el poder, llámense partidos, sindicatos patronales, etc. De allí que pasen inadvertidos por los amanuenses del establecimiento. Este hijo de obrero ferroviario, nacido en León en 1896, fue acusado de una serie de episodios insólitos siendo financista en la ciudad de Aragón y líder, a su vez, de los comandos de pistoleros blancos.
Más tarde, Durruti huiría a la Argentina y a Chile, donde perpetraría una serie de asaltos, junto a otros anarquistas, para reunir recursos con el ánimo de liberar a los compañeros que se encontraban en las cárceles españolas. Tuvo la suerte de que otro libertario reconstruyera su periplo. Abel Paz (Diego Camacho), hace una revisión de la vida del dirigente anarquista en algo más de 700 páginas: su actividad revolucionaria y la leyenda que le rodeó tanto en vida como en su oscura muerte. Para escribir sobre Durruti, Paz necesitó más de veinte años de investigación en bibliotecas, hemerotecas y archivos. También pudo entrevistar a sus familiares y allegados. Nacido en Almería, Diego Camacho muere el 13 de abril de 2009, a la edad de 87 años.
Enzensberger rastreó y se despojó del prurito de escritor, pues “para escribir la historia de Durruti, el escritor tiene que renegar de su condición de narrador. En definitiva, su renuncia a la ficción oculta también el lamento de no saber nada sobre Durruti, de comprender que de la novela prohibida sólo queda el vago eco de conversaciones en un café español”.
Nada más alucinante para un colombiano que poder leer al menos sobre los funerales de un anarquista, por cuanto a este país lo viene ahorcando la mano negra de la derecha así como la de aquella endeble y estática izquierda contemporánea. Nunca fuimos testigos de este tipo de rituales con los que se abre esta novela collage:
A las diez y media el ataúd de Durruti, cubierto con una bandera rojinegra, salió de la casa de los anarquistas llevado en hombros por los milicianos de su columna. Las masas dieron el último saludo con el puño en alto. Entonaron el himno anarquista. No, no eran las exequias de un rey, era un sepelio organizado por el pueblo. Nadie daba órdenes, todo ocurría espontáneamente. Reinaba lo imprevisible. Era simplemente un funeral anarquista, y allí residía su majestad. Tenía aspectos extravagantes, pero en ningún momento perdía su grandeza extraña y lúgubre.
Dado que El corto verano de la anarquía es una novela de carácter fragmentario, Enzensberger tuvo especial cuidado en que el texto tuviera unidad dramática, para que los lectores la entendieran como una novela histórica o de testimonio. Digamos que la manera en que fue escrita, molesta el criterio de los académicos en la concepción estética de esta historia. En principio, el concepto tradicional de novela queda lejos del trabajo realizado por Enzensberger. Miremos el cuerpo de la novela:
Prólogo: Los Funerales. Primer comentario: La historia como ficción colectiva. Balas perdidas. Segundo Comentario: Orígenes del anarquismo español. Los solidarios. Tercer Comentario: El dilema español (1917-1931) El exilio. Cuarto Comentario: El dilema español (1931-1936): La República. La victoria. La dualidad de los poderes. La campaña militar. La retaguardia. Los campesinos. Quinto comentario. Las milicias. Sexto Comentario: El declinar de los anarquistas. La defensa de Madrid. Séptimo Comentario: El héroe. La muerte. Octavo Comentario: La revolución envejece. Epílogo: La posteridad. Este andamiaje de la novela es el cuerpo histórico-utópico-libertario de Buenaventura Durruti. La idea no era fabular sobre un hombre de acción, Durruti no fue un teórico del anarquismo sino su portavoz, especialmente de las ideas que venían de Bakunin, al igual que de la idea propagada por Kropotkin acerca de un paraíso terrenal sin dinero, donde, gracias a la abundancia de recursos, todos y cada uno eran capaces de sacar libremente del ‘montón’. Estas ideas las implementó Durruti en la CNT (Central Nacional de Trabajadores) con la idea perenne de “comunas libres”. Enzensberger se inventa un maderamen en el que mezcla reportajes, discursos, entrevistas, proclamas, cartas, relatos de viajes, anécdotas, octavillas, polémicas, noticias periodísticas, carteles y folletos propagandísticos. La costura de todo este rompecabezas se da mediante el ingenio en la narración. Empleando la paradoja ha llamado novela este testimonio sobre un hombre pragmático, a quien se le encontraron, después de su muerte, dos pistolas, unos prismáticos y unas gafas de sol.
Se trata de una obra escrita a muchas voces, desde múltiples perspectivas, con innumerables fragmentos tomados de los contemporáneos del líder, seguidores que lo admiraron y alguno que otro adversario, testigos españoles de primera mano. Tenemos ocasión de leer en estas páginas a su compañera francesa, y sobre todo, escuchamos algunas de las palabras políticas más reveladoras del propio Durruti, en diferentes versiones de sus discursos más encendidos. Como contrapunto antirromántico, enfriador, encontramos los “comentarios” –en una suerte de distanciamiento, a la manera del teatro de Brecht– donde Enzensberger interviene como narrador de su propio y divergente collage biográfico.
Finalmente, se nos ofrece en esta novela aquella fugacidad que tuvo tal ejercito de resistencia, odiado junto con los gitanos por ciertos novelistas de la posguerra, caso de Ernest Hemingway, y que ofrece diversas versiones sobre aquel personaje capital, lleno de episodios penumbrosos y miles de mitos construidos alrededor de su muerte. Libro que abraza la figura y el sueño libertario de Durruti, un hombre de acción y amante de la utopía anarquista.
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